sábado, 2 de marzo de 2013

Factores biológicos de la vulnerabilidad: VIH y La Mujer


Una de las características más crueles de la epidemia del VIH/SIDA es que las mujeres se encuentran en una situación de desventaja biológica en relación con los hombres en lo que se refiere a contraer la enfermedad. La infección se transmite con mucha mayor frecuencia de hombre a mujer que de mujer a
hombre. Se ha demostrado que las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de contraer el VIH. En el mundo en desarrollo, a fines de 2003 más de la mitad de las personas que vivían con el VIH eran mujeres y en el África subsahariana las posibilidades de que las jóvenes de entre 15 y 24 años se infectaran eran 2,5 veces mayores que las de los jóvenes.

Desde el punto de vista fisiológico, las mujeres son más vulnerables a la infección por el VIH porque son más propensas a sufrir microlesiones durante las relaciones sexuales y en los ensayos de laboratorio se ha comprobado que el semen contiene concentraciones más elevadas del virus que las secreciones de la mujer por unidad de volumen. Además, debido a que los sistemas reproductivos de las niñas están poco desarrollados, éstas suelen sufrir más microlesiones, especialmente cuando las relaciones son forzadas. Como en el caso de las infecciones de transmisión sexual, se estima que las mujeres son dos veces más vulnerables que los hombres, y la presencia de enfermedades de transmisión sexual no tratadas constituye un factor de riesgo adicional para contraer el VIH.


Si bien el uso y la distribución de preservativos han recibido un apoyo y una financiación significativos, la investigación de los microbicidas y los métodos de protección controlados por la mujer ha sido escasa y su financiación insuficiente. Puesto que las mujeres siguen encontrándose en situación de desventaja en cuanto a la negociación del sexo seguro, es necesario asignar más recursos a la búsqueda de métodos de protección nuevos y accesibles diseñados para la mujer.


Epidemia exacerbada por la violencia

Aparte de los aspectos biológicos del VIH y de su propagación desenfrenada, determinados factores sociales, económicos y culturales representan un problema de la misma gravedad y resultan igualmente perjudiciales. Uno de los más importantes es la violencia, que atenta contra los derechos humanos de la mujer y aumenta su vulnerabilidad a la infección por el VIH.

La violencia doméstica es una de las formas más dañinas de violencia contra la mujer; se da en todas las sociedades y afecta a mujeres de todas las edades. Entre el 10% y el 50% de las mujeres del mundo admiten haber sido objeto de abusos físicos por su pareja al menos una vez en la vida y ello suele ir acompañado de violencia sexual. La violencia doméstica es una de las principales causas de las lesiones que sufren las mujeres de la práctica totalidad de los países del mundo.

La elevada incidencia de las relaciones sexuales no consentidas y la incapacidad para negociar unas relaciones seguras contribuyen también a la rápida propagación del VIH entre las mujeres. En una encuesta realizada recientemente en Sudáfrica, más de una tercera parte de las jóvenes indicaron que tenían miedo a rechazar las proposiciones sexuales y más de la mitad admitieron haber cedido a la insistencia de un hombre para tener relaciones sexuales. Un número alarmante de mujeres, entre el 20% y el 48%, indicó que su primera relación sexual había sido forzada.

Los esposos o los compañeros que tienen múltiples parejas sexuales son quienes con frecuencia contagian a la mujer del VIH. Muchas sociedades toleran e incluso alientan que los hombres tengan un comportamiento sumamente arriesgado y consideran que la promiscuidad es signo de masculinidad. El largo período de incubación del virus antes de que se manifiesten los síntomas del SIDA puede generar un sentido falso de normalidad. En el mundo entero, la sociedad civil y los grupos comunitarios trabajan para modificar las prácticas, valores y comportamientos que discriminan a la mujer y asegurar que la perspectiva de género se incorpore en la labor de lucha contra el VIH/SIDA.







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